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Momentos

El hombre de los momentos importantes. Hay gente que está siempre ahí, que siempre se puede contar con ellos. Siempre dan lo mejor de sí mismos, sea suficiente o no. Existe otra estirpe que no conoce lo que es un suficiente. O lo dan todo o no dan nada. Esto puede ser una gran virtud o un defecto de gigantescas proporciones. Todo depende de los momentos. Los momentos elegidos para dar lo máximo y lo mínimo respectivamente. El genio es aquél que sabe discernir esta disyuntiva temporal. El tiempo de lo importante y el tiempo de lo superfluo. El momento de pasar a la historia como un héroe y el momento para ser uno más sin mayor trascendencia. El cirujano que opera a corazón abierto con la mayor precisión salvándole la vida al paciente, y que después le come el fantasma a las primeras de cambio jugando al comecocos. 100 veces defendió la elástica nacional española un catalán que pasea su apellido con acento original por la tierra que vio nacer al football. Catalán cosmopolita diferenciador colosal de lo esencial y lo anecdótico. Llevó a gala su centenario español en plena crisis secesionista. Y consciente de lo intrascendente del encuentro hispanoucraniano para la senda histórica de la selección nacional española, volvió a errar lo errable. Lo errable sin consecuencias. 4 de 4. Cuatro penas máximas lanzadas en juego como internacional y cuatro fallos. Fallos jugando al comecocos. Cuando tocó operar a corazón abierto, allí estaba Çesc para dar el triunfo a España en las tandas de penaltis decisivas frente a Italia y a Portugal. Transformación ahuyentadora de mal farios pasados, la primera, y fustigadora de líderes sufridores de mal juzgadas inyustisias, la segunda.

Así pues, que opere Fábregas y que juegue al comecocos… (complétese la frase con el jugador que ustedes deseen).

O si no, la pelota es mía y me la llevo.

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