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El azaroso azar

El azaroso azar. El azahar florece en la capital hispalense cuando el azar campa a sus anchas dirigiendo de forma caprichosa los designios del destino.

Concluye la temporada liguera y quiere el azar que todo quede 2-3. Resultado poco frecuente en el fútbol. Números más propios y míticos en el baloncesto pues jalonaban la carrera de un mito de ese deporte que quiso emular el rubio inglés vestido de blanco para mayor gloria de la mercadotecnia. En fin, que el Dios del Destino quiso, azaroso él, como si de un antojo se tratara, que los encuentros que dirimían quién entraba en Champions acompañando a los grandes del fútbol español fueran a parar siempre al resultado final de 2-3. Malaga-Sevilla, Almería–Valencia y Dnipro–Sevilla se vieron seducidos por el caprichoso destino para poner en el acta final del partido el mismo resultado, maligno para el Sevilla en un caso favoreciendo al club levantino y fatídico para unos ex de Juande mientras encumbraba a los otros ex al éxito repetitivo por segunda vez en Europa. También ahí quiso intervenir la Diosa Fortuna, parienta del Dios del Destino y prima hermana del azaroso azar. Todos aficionados a las coincidencias. Así pues, dentro de todas las posibilidades que ofrece la aleatoriedad del deporte, se vino a disponer que Castro emulara sí o sí a su predecesor, así como Emery al ex por partida doble en la final de Varsovia: el Sevilla sólo gana Copas de la Uefa si lo hace por partida doble de manera consecutiva. 2 con Juande, 2 con Unai. Todo conduce a que el donostiarra a mitad de Champions comience periplo por clubes europeos con cheques tan en blanco como la camiseta sevillista, para terminar en el Dnipro. Esperemos que el Dios del Destino quiera utilizar el azaroso azar para cambiar tan fatal coincidencia, en este caso.

Arza, el niño de oro del sevillismo, es navarro, las primeras uefas las levantó Navarro y la última fue izada por otro Navarro. ¿Por qué este juego simpar de casualidades? Sólo una explicación: el azaroso azar es juguetón. La Diosa Fortuna y el Dios del Destino pasan sus horas de distracción diseñando estos giros de la vida. Arza, Javi y Fernando, peones del azar para colocar a Navarra como referente azaroso del Sevilla. Azar que quiso alzar en su polaca tierra natal al hasta ese momento sempiterno goleador en la derrota Krychowiak para golear en la victoria de su equipo en la capital de la Polonia que le vio nacer. Otra Polonia, la ibérica, se volverá a cruzar en el camino del equipo del arte y salero en la Supercopa europea. De nuevo una coincidencia increíble, la repetición de esta final. ¡Como si no hubiera más equipos en el viejo continente! Y todo se concretó el mismo día que la prensa anuncia que un nuevo lateral derecho sevillista viaja a Barcelona para sustituir a otro ex sevillista. Vidal por Alves. Vidal, otro extremo reconvertido a lateral por Unai Emery que acaba vistiendo la elástica blaugrana. Vidal y Alba. Un sinfín de giros del destino para hacer esta vida azarosamente repetitiva a la par que reivindicativa. Pues propio de una marea de indignados es la idea de que en la temporada en la que se despide al portero paralotodo menos los penaltis que gobernaba la parcela deportiva del club autoconsiderado como algo más, los goles más importantes del año los marquen sus últimos fichajes: Rakitic y Suárez. El primero de ellos repitiendo logro europeo de diferente escala que le permite enfrentarse a sus antiguos compañeros del equipo que lleva el nombre de la ciudad que vio nacer a su hijo, en la final de finales del mes de Agosto a disputar entre el Mar Negro y el Mar Caspio (donde pasé toda mi infancia, por cierto). Por mi parte, pues, que el capricho del destino quiera que se repita en Tbilisi el resultado de Montecarlo y el favorito de la Diosa Fortuna para el fin de la temporada hispalense (2-3).

O si no, la pelota es mía y, si el azar quiere, me la vuelvo a llevar.

Amanecer desde Abajo Arquitectura

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