Inercia
Inercia. La inercia, o propiedad de no modificar el devenir de los hechos sin la intervención de una fuerza mayor. Ganar, ganar y ganar, y volver a ganar. Definición de inercia del sabio de Hortaleza. Inercia futbolística expuesta en jornada de diario por los más grandes de nuestra liga. Inercia blaugrana es decir inercia de la pulga de Rosario, que si una cuenta se le hincha, usa la otra para contarse otro gol y , con apenas un bocado más, liderar la inercia ganadora. Inercia cristiana del ‘no robarás’ escenificada por el treintañero de Madeira para seguir ganando. Inercia atlética de ser el tercero en discordia, agazapado convenientemente para asaltar el poder establecido. Inercia empatadora que desde levante a Bilbao va por toda la liga. Liga de campeones o Europa, ya se verá, pues en el jardín de Emery siguen floreciendo nuevos ejemplares de la buena fortuna. Fortuna e inercia. Inercia victoriosa que conduce a las huestes de Unai por la senda del triunfo, esquivando de forma insólita las piedras del camino que el bravo Nino cantó desde la ciudad de Valencia. Ciudad de Valencia, estadio testigo de la alquimia del simpar timón sevillista. Director de orquesta y compositor de una melodía triunfadora con los acordes más inverosímiles. Trilero maravilloso instalado en el sendero de la inercia ganadora a través de alternancias inimaginables y planteamientos discutibles sólo hasta el pitido final en el que el dios del Destino ídem le otorga la razón del resultado. Inercia. Sólo alterable por una fuerza mayor. Sábado. Pizjuán inexpugnable. Larga inercia arrasadora sobre césped verde y redes rojas, fieles oyentes del himno arrebatador que viste el fútbol de sevillanía. Frente a ello, la fuerza mayor del poderío barcelonés. Barcelona es poderosa. Barcelona tiene poder. ¿Poder y fuerza para frenar la inercia de la flor creciente en el jardín de Nervión?
Sin duda, este fin de semana en el fútbol patrio habrá ‘resistencia que oponen los cuerpos a cambiar el estado o la dirección de su movimiento’ (definición de fuerza de inercia), y no ‘rutina y desidia’ (segunda acepción de inercia).
O si no, la pelota es mía y me la llevo.
