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Ballon d’Or

Ballon d’Or, perdón, FIFA Ballon d’Or. Menos mal que han unificado las distinciones que otorgaba la revista gala France Football y el FIFA World Player, si no, se doblaría la ardua polémica que suscita la elección del mejor jugador del mundo cada año.

Polémica a la que se apunta todo el mundo. El último, el de siempre, la cabeza visible del fútbol europeo, de tan infausto recuerdo para los españoles de los 80 y especialmente para el vasco que NADA defendió el ARCO en el lanzamiento de falta que convertiría en campeón de Europa al ahora mandamás del balompié continental.

El caso es que algunos creyeron ver aparecer al francés más ruso del momento, cuando cayeron en la cuenta de que era Michel Platini el que se acercaba a los micrófonos para argüir que el máximo premio individual anual del deporte en cuestión debe ser para integrantes de un colectivo que brilló en 7 partidos, en aproximadamente un mes. Cierto que se trata de un mes especial, el mes en el que cada cuatro años se decide el país con mejor selección de fútbol del Mundo. Pero cierto también que se produce una doble contraposición en la afirmación del exjuventino: individual contra colectivo, un año contra un mes.

Rápidamente la maquinaria del reconocido por la FIFA como mejor equipo del Siglo XX se pone manos a la obra para presentar las credenciales de su estrella lusa. ¡Como si hiciera falta recordar el gran año del actual FIFA Ballon d’Or! Consiguiendo, así, acrecentar la polémica. Por cierto, el gerifalte de la Federación Internacional de Fútbol no se ha manifestado al respecto, aunque ya se sabe su debilidad por el rosarino blaugrana, gracias a una chiquita pero memorable intervención pública con imitación incluida. Algunos vieron a Gregorio Sánchez nacido en la malagueña Calzada de la Trinidad reflejado en él.

¿Se debe tener en cuenta los méritos colectivos en la valoración de un premio individual? ¿Se debe premiar la actuación futbolística de todo un año en un premio anual o supeditarlo todo a lo hecho en un mes?

Debería parecer clara la respuesta a ambas preguntas. Pero, por una vez, hagamos caso a Platini. Es más, resarzámosle del agravio infligido cuatro años atrás cuando propugnó por un Balón de Oro español y fue dado a la pulga argentina que mejor regatea del Mundo. Una decisión podría solucionar de un plumazo las peticiones presentes y pasadas del jefe de la UEFA. Pide el Balón de Oro para un campeón del mundo de 2014 y hace cuatro años se desoyó su deseo de que un español se alzase con la distinción áurea. Pues bien, señores votantes de todo el mundo, señores de la FIFA, concedan el premio a Marc Márquez, y como decía Amistades Peligrosas: “¡Basta ya de tanta tontería!”

O si no, la pelota es mía y me la llevo.

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